25 de febrero de 2012

Plan H


Humanoide desmemoriado y desnudo, dudaba, razonaba que la noche estaba lejos, en el cielo. Intentó acostarse remangándose la piel que le protegía el glande. Era feo, como él, como todo, como la mañana de los gatos. Apestaba, además. Inclinó su cabeza para decidirse escribir sobre sus muslos. Pensó que no encontraría otro modo de entregarse a la Literatura que encarnándola. Lamió la punta del bolígrafo y empezó a redactar la historia de un hombre que, aunque lo intentaba con ahínco, no podía congraciarse con sus progenitores. Sangró con las últimas palabras. Quiso averiguar si la historia trataba de él o de otro ser inanimado, pero la mañana ya acosaba a las tinieblas que hasta ese momento gobernaban el cielo, y tuvo que apresurarse para descender a los abismos.


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