3 de agosto de 2011

Mónica

–¡No mires la tele de tan cerca! –irrumpo de pronto en la habitación y el cuerpecito de Mónica da un salto.
No quise asustarla…
–¿Por qué? –me pregunta sin volverse hacia mí.
–Se te van a secar los ojos.
–¿Y ya no voy a llorar? –vuelve a preguntar mi hermana sin deslizar su cuello a un costado, siquiera.
–¿Cómo? ¿Qué dices?
–Si se me secan los ojos, ya no voy a llorar, digo –razona–. Eso nomás.
–¡Aléjate de la televisión o lo apago!
–Ya.
Le pesa el cuerpo, se nota, aunque no es obesa ni alta. Es flaca, muy flaca. Incluso cuando se saca el polo puedo verle las vértebras que sobresalen como una cordillera de carne.
–¿Eres cabro, Pedro?
–¡Qué hablas!
–Si eres cabro, te pregunté.
–¿Por qué?
–Ayer la Yola me dijo que su hermano es cabro porque para con puras chicas, no se le conoce amigos hombres... Y la otra vez te vi conversando con las chicas del costado.
–No soy cabro. Y Gerson tampoco, creo.
–Ah ya.
–¿Qué más te dice Yola?
–Nada más. Sólo eso.
–A partir de hoy, vas a ver a Yola sólo los fines de semana, ¿entendiste?
Pero Mónica no me responde; no bien volvió a acomodarse, la televisión acaparó su atención. Me echo a su lado y nos tapamos con una manta de colores que la abuela Elsa nos regaló cuando vino de Jauja. A mí, además, me trajo un pellejo de carnero para ponerlo debajo de mis pies para cuando me siente a escribir.
–Tengo hambre.
–Hambre, hambre, hambre… Siempre tienes hambre –la rezongo.
Los ojos de mi hermana no tardan en mojarse y yo presiento que sus lágrimas desbordarán en cualquier momento. Y lo hacen: caen dos gotas que le deforman la cara. Llora secándose los ojos rápidamente, para no armar un escándalo.
–No llores.
–Pero es que tengo hambre.
–Ayer compré atún, ¿quieres?, o te compro una galleta en la vecina.
–Una galleta, pero que no sea Soda ni Vainilla.
Me levanto de la cama lentamente, pugnaba por vencer mi flojera, mi eterna necesidad de descansar. Mónica ha dejado de llorar y ahora está sonriendo. Sonriéndole a la televisión, claro. A mí nunca me sonríe, conmigo siempre se queja, siempre llora, como si yo fuera la razón de sus melancolías.
Por eso, a lo mejor, para retribuir las penas que le provoco, siempre le estoy comprando alguna cosa para alegrarla aunque sea sólo un ratito. Un ratito es suficiente cuando se quiere a alguien. Un ratito y nada más.

Lima, 2011

31 comentarios:

  1. Frialdad al escribir... admirable.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantadooo... muchísimo. Eres un maldito escribidor.

    ResponderEliminar
  3. Tiene de todo... si esta lectura fuera un dulce... sería sabor azucarado con centro ácido.

    Saludos colega.

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado... te he agregado al fb

    ResponderEliminar
  5. Anthony, cuanto tiempo... te escribo desde Colombia, se t extraña en ikariam.

    ResponderEliminar
  6. Fascinante y desgarrador. Me ha gustado las imágenes que has usado...

    ResponderEliminar
  7. Oye amigo.. está bacan tu blog, me he leido todo.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. amigo me ha gustado como escirbes. felicidades.

    ResponderEliminar
  9. Te estoy mandando un mensaje a tu correo. Espero que me respondas con prontitud. Necesito una crónica periodística. Tengo los datos. Te lo detallo en el mensaje.
    K.

    ResponderEliminar
  10. Te estuve esperando en el chat del fb.

    ResponderEliminar
  11. Anthony.
    te estoy enviando unos artículos para que los corrijas.
    No te ubico en tu fijo... respóndeme cuanto antes porque son para un evento cultural de la semana que viene.

    nos vemos

    ResponderEliminar
  12. No dejo de leerte amigo.

    Clau.

    ResponderEliminar
  13. Te agregué al FB. Aceptame pues.

    ResponderEliminar
  14. Hola, soy Anthony y no puedo comentar mi propio blog como usuario de Blogger.
    Llevo horas intetando escribirles algunas palabras: Gracias por sus comentarios.

    Abrazos desde Lima.

    A.

    ResponderEliminar
  15. llevo tiempo siguiendo tu blog!!me encanta lo sigo y me llega al corazon gracias por hacerme sentir tanto=)espero que te pases por mi blog
    http://unahuidahaciaadelante.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  16. me ha gustado mucho este

    ResponderEliminar
  17. ...saludos de coquimbo, anthony. cuando vuelves?

    juliana

    ResponderEliminar
  18. Para mí este relato es el mejor de todos los que te he leído.

    ResponderEliminar
  19. hola anthony soy bea del fb.

    ResponderEliminar
  20. "Me incorporé de la cama lentamente, mientras pugnaba por vencer mi flojera, mi eterna necesidad de descansar" siiii que a veces me pasa estooo!!!! no lo pudiste decir con mejores palabras .... esta muy bonitooo!!!! Felicitaciones =) !!!!!!!!

    ResponderEliminar
  21. Gracias Sarai por tu comentario.
    Estamos en contacto.

    ResponderEliminar